Limpieza de muertos

Existen lugares dentro del país en donde las tierras milenarias y las leyendas crean rituales que hasta la fecha se siguen desarrollando. Uno de ellos se lleva a cabo en el pueblo maya de Pomuch, villa de Campeche, que desde tiempos ancestrales, los habitantes del lugar llevan a cabo la “Limpieza de huesos”. Al llegar a la comunidad se percibe un ambiente de nostalgia conjugado con el clima nublado muy propio de estos días previos a la llegada de las ánimas. Desde una semana antes de estos místicos días, la gente arriba al camposanto a cambiar las telas blancas las cuales representan su vestimenta en las que se depositan los restos óseos de sus familiares que han partido. Con mucho cuidado limpian desde el hueso más pequeño hasta el cráneo entre risas, bromas y anécdotas del que ahora desempolvan, incluso muchos en la intimidad de la soledad platican con el de lo acontecido en la tierra de los vivos. Para que el difunto pueda empezar a limpiarse se necesita haber transcurrido tres años desde su fallecimiento para poder exhumarlo y en el cual en muchas ocasiones se pueden percibir signos de momificación los cuales se logran de manera natural gracias a los minerales de esta enigmática tierra. Durante el proceso se colocan los huesos cuidando que la calavera sobresalga encima de la caja la cual la mantienen abierta todo el año. La finalidad de este ritual es de tener a los seres amados presentables antes del día de muertos, colocarlos adentro de su caja encima de un paño nuevo en el que compran o ellos mismos pintan o bordan y seguir manteniendo esta conexión ahora entre la vida y la muerte. El cementerio es pequeño y sus pasillos asemejan a un laberinto surrealista el cual pareciera aparentar un portal entre el pasado y presente.